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El Gobierno proyecta un nuevo aumento del SMI para 2025: ¿un paso hacia el bienestar o un freno para el empleo?

El Gobierno de España ha adelantado sus planes para seguir con el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) más allá de los 1.134 euros actuales, de cara a 2025.

Esta medida, que tiene como objetivo proteger a los trabajadores con menores ingresos, ha generado tanto aplausos como críticas.

Mientras el Ejecutivo insiste en que es una herramienta clave para combatir la desigualdad, empresarios y economistas advierten sobre las posibles consecuencias negativas para el empleo en sectores con bajos salarios y escasa productividad.

Las tensiones entre los beneficios sociales y el impacto económico vuelven a estar en el centro del debate.

 

Nuevo aumento del SMI para 2025

El SMI en España ha experimentado una serie de subidas importantes en los últimos años, en un esfuerzo por cumplir con las recomendaciones de la Carta Social Europea, que insta a los países a que el salario mínimo represente al menos el 60% del salario medio.

La última subida, aprobada para 2024, dejó el SMI en 1.134 euros brutos mensuales, un incremento del 5% respecto al año anterior​.

No obstante, el Gobierno ya tiene en mente seguir incrementando este monto para 2025, con el objetivo de aproximarlo aún más a ese umbral del 60%.

Sin embargo, la CEOE y otros actores empresariales han mostrado su rechazo, argumentando que las continuas subidas del SMI sin una correlación directa con la productividad pueden afectar a la contratación en sectores clave como el agrícola, la hostelería o el comercio minorista​.

Otros organismos

Un estudio del Banco de España advierte que las subidas del SMI, si bien benefician a ciertos grupos de trabajadores, podrían estar dificultando el acceso al empleo para jóvenes y trabajadores con baja cualificación, al aumentar los costes laborales para las empresas.

El organismo ha destacado que la subida del SMI debe ir acompañada de medidas que incentiven la productividad para evitar efectos negativos en la creación de empleo​.

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) también ha señalado que las subidas del SMI tienen efectos mecánicos en el mercado laboral, desplazando a muchos trabajadores hacia el umbral mínimo y reduciendo la flexibilidad en sectores donde los márgenes de beneficio son muy reducidos​.

Este fenómeno ha sido particularmente visible en los últimos años, donde un número cada vez mayor de trabajadores se sitúan en la franja salarial del SMI, afectando el dinamismo del mercado.

 

España y el aumento del SMI

Desde 2018, España ha experimentado un aumento continuo del SMI, pasando de los 735,9 euros a los 1.134 euros actuales.

Esta política ha sido central en la agenda del Gobierno socialista, que ha defendido la necesidad de asegurar un salario digno para todos los trabajadores.

Sin embargo, esta estrategia no ha estado exenta de controversia.

Según el Banco de España, el impacto de estas subidas en el empleo ha sido notable, especialmente en sectores con salarios bajos y en comunidades autónomas donde la productividad no ha crecido al mismo ritmo​.

El debate sobre la necesidad de ligar el SMI a la productividad es recurrente.

Diversos expertos han señalado que fijar un salario mínimo sin tener en cuenta las diferencias sectoriales o territoriales puede ser contraproducente, generando más desempleo o incentivando la informalidad laboral en ciertos sectores.

Esto fue particularmente evidente en la crisis de 2008, cuando la rigidez salarial contribuyó a la destrucción de empleo en sectores vulnerables​.

 

Conclusión El Gobierno proyecta un nuevo aumento del SMI para 2025: ¿un paso hacia el bienestar o un freno para el empleo?

La intención del Gobierno de seguir subiendo el SMI en 2025 pone sobre la mesa una cuestión clave: ¿es esta medida realmente una herramienta efectiva para mejorar el bienestar de los trabajadores, o puede estar creando más obstáculos para la creación de empleo en ciertos sectores?

Aunque la mejora en los ingresos de los trabajadores es innegable, las advertencias del Banco de España y de los empresarios sugieren que una política de salario mínimo no puede ser implementada sin considerar las diferencias en productividad y estructura económica del país.

Para evitar que las subidas del SMI se conviertan en un lastre para el empleo, sería crucial que estas vayan acompañadas de incentivos a la formación, el aumento de la productividad y la creación de empleo en sectores con baja cualificación.

Solo así se podrá encontrar un equilibrio entre garantizar un salario digno y mantener un mercado laboral flexible y dinámico

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