A pesar de los esfuerzos políticos por transmitir una imagen de progreso económico y cohesión social, España vuelve a ser señalada a la cola social de Europa
El último informe de Bruselas sobre indicadores sociales sitúa al país en una posición preocupante en materias clave como el paro, la pobreza infantil y el acceso a la vivienda.
Mientras desde el Gobierno se insiste en el relato de la recuperación, los datos revelan una realidad bien distinta: la exclusión social y la desigualdad siguen profundizándose.
En este artículo analizamos los detalles del informe, el contexto actual y las perspectivas de futuro para la economía y el tejido social español.
Bruselas señala a España a la cola social de Europa: principales riesgos sociales
El informe de la Comisión Europea, publicado en abril de 2025, subraya varios puntos críticos en España:
- Alta tasa de población en riesgo de pobreza, especialmente infantil.
- Elevada desigualdad de ingresos.
- Bajo impacto de las prestaciones sociales.
- Dificultades de acceso a la vivienda.
- Persistencia de un elevado nivel de desempleo.
Bruselas destaca que algunas medidas recientes, como la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) o el impulso a la formación profesional, son pasos positivos, pero insuficientes si no van acompañadas de una implementación eficaz y una mejor coordinación entre administraciones.
La pobreza infantil: una emergencia creciente
España lidera, junto a Bulgaria y Rumanía, los peores datos de pobreza infantil en la Unión Europea.
En 2023, la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social en menores de edad alcanzó el 34,5%, y en 2024 subió ligeramente hasta el 34,6%.
Más grave aún es la llamada «brecha de pobreza», que mide cuán lejos están los hogares pobres del umbral de pobreza: en España se sitúa en el 32%, muy por encima del 24,4% de media comunitaria.
Factores como la precariedad laboral de los padres, el desempleo estructural y unas ayudas sociales inferiores a la media europea (428 euros por habitante frente a los 878 euros de media) alimentan esta situación.
Un mercado laboral estancado y distorsionado
El desempleo sigue siendo otro de los grandes lastres. Según Eurostat, España cerró febrero de 2025 con una tasa de paro superior al 11%, siendo el único país de la OCDE que supera el 10%.
Además, como denunció recientemente la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), gran parte de la aparente reducción del paro registrado se debe a un cambio estadístico: ahora muchos trabajadores con contratos fijos discontinuos no se contabilizan como parados, aunque pasen largos periodos sin trabajar.
Así, en términos de «paro efectivo», España está prácticamente igual que en 2019, antes de la pandemia.
El drama de la vivienda: inaccesible para muchos
El informe europeo también pone el foco en el acceso a la vivienda. España destaca negativamente por:
- Alto porcentaje de gasto del ingreso familiar destinado a la vivienda.
- Insuficiencia de vivienda social.
- Dificultades para jóvenes y familias vulnerables para emanciparse.
Bruselas recuerda que los alquileres han subido más de un 30% en muchas ciudades desde 2015, mientras los salarios apenas han crecido en términos reales.
Esto agrava la exclusión residencial y la precarización de amplios sectores sociales.
Prestaciones sociales: insuficientes y poco eficaces
Otro de los reproches de Bruselas es el bajo impacto de las políticas de protección social.
Las ayudas públicas, incluyendo el Ingreso Mínimo Vital (IMV), no consiguen reducir significativamente las tasas de pobreza.
La comparación con el resto de Europa es preocupante: mientras países como Alemania o Francia consiguen rebajar hasta un 40% su tasa de pobreza gracias a las transferencias sociales, en España la reducción apenas supera el 20%.
Además, la burocracia y los retrasos administrativos dificultan que las ayudas lleguen de forma efectiva a quienes las necesitan.
¿Qué responde el Gobierno al aviso de Bruselas de España a la cola social de Europa?
Desde el Ejecutivo, la ministra Yolanda Díaz ha defendido las reformas laborales y sociales impulsadas en los últimos años, asegurando que «España va en la buena dirección» y que «la desigualdad se está reduciendo».
No obstante, organizaciones como la AIReF han pedido «cautela» a la hora de interpretar los datos y recuerdan que sin cambios estructurales profundos los avances podrían ser temporales.
Además, Bruselas advierte que el éxito de las reformas dependerá de su correcta aplicación y de la cooperación entre el Estado central y las comunidades autónomas.
Comparativa europea: ¿dónde estamos?
España figura en los peores puestos en varios indicadores sociales de la UE:
- Tasa de riesgo de pobreza general: 26,5% (UE: 21,6%).
- Pobreza infantil: 34,6% (UE: 24,8%).
- Desempleo: 11,1% (UE: 6%).
- Acceso a vivienda social: 2,5% del parque inmobiliario (UE: 9% de media).
Solo algunos países del Este europeo presentan peores cifras globales, pero su tendencia es de mejora, mientras que España se mantiene estancada o incluso retrocede.
La advertencia de los expertos: crecimiento sin inclusión
Economistas como Ángel de la Fuente (Fedea) o Santiago Carbó (Funcas) advierten que el crecimiento económico de España, aunque notable en 2024 (+3,2% del PIB), es «probablemente coyuntural» y no se traduce en mejoras sociales estables.
Factores externos como el boom turístico, el impulso de los fondos europeos o la fuerte inmigración explican buena parte del crecimiento, pero no resuelven los problemas estructurales de productividad baja, paro crónico y desigualdad.
¿Qué medidas propone Bruselas?
La Comisión Europea sugiere varias líneas de actuación:
- Reforzar las políticas de inclusión social.
- Mejorar la eficacia de las prestaciones y ayudas públicas.
- Incrementar la oferta de vivienda asequible.
- Apostar por la formación de calidad y la reducción del abandono escolar.
- Impulsar políticas activas de empleo adaptadas a las nuevas realidades laborales.
También pide una mejor coordinación entre Estado y comunidades autónomas para garantizar que los recursos lleguen de forma eficiente.
Conclusión España, a la cola social de Europa: Bruselas alerta del aumento de la pobreza infantil, el paro y la crisis de vivienda
El diagnóstico de Bruselas es claro: España no está sabiendo traducir su crecimiento económico coyuntural en mejoras sociales reales y sostenibles.
Las tasas de pobreza, exclusión y desempleo siguen siendo alarmantes, y las políticas públicas no logran corregir las desigualdades estructurales.
La tentación del Gobierno de centrarse en medidas de impacto político inmediato, como subidas del SMI o reducciones de jornada, puede acarrear consecuencias si no se acompaña de estrategias de fondo: inversión en educación, vivienda asequible, innovación y eficiencia del Estado de Bienestar.
La verdadera recuperación no se mide en cifras macroeconómicas aisladas, sino en la mejora tangible de las condiciones de vida de todos los ciudadanos.
Y en ese objetivo, España sigue teniendo un largo camino por recorrer.
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