A pesar de que España ha alcanzado cifras récord en recaudación fiscal en 2024, la deuda pública no frena su crecimiento, continúa creciendo a un ritmo alarmante.

Durante el último año, la deuda ha aumentado de forma significativa, generando una mayor presión sobre las cuentas del Estado, que ahora debe destinar miles de millones solo al pago de intereses.

Mientras tanto, el esfuerzo fiscal que soportan los ciudadanos españoles es uno de los más elevados de Europa, lo que plantea preguntas sobre la sostenibilidad del modelo económico basado en un gasto público creciente.

Este artículo analiza el contexto económico actual, los riesgos a medio y largo plazo, y las posibles soluciones para evitar un colapso financiero.

Recaudación fiscal en España en máximos históricos, récord de recaudación que no frena la deuda

En el último año, la recaudación fiscal en España ha alcanzado máximos históricos, superando los 280.000 millones de euros.

Este crecimiento en los ingresos fiscales es atribuido a la subida de impuestos como el IRPF, el IVA y el aumento de la presión fiscal sobre grandes empresas.

Sin embargo, esta recaudación récord no ha sido suficiente para frenar el crecimiento de la deuda pública, que ha aumentado en más de 100.000 millones de euros en el último año, alcanzando el 113% del PIB.

Este aumento de la deuda no solo es preocupante por el monto total, sino por la cantidad que España debe destinar al pago de intereses.

Solo en 2024, el Estado ha destinado más de 10.600 millones de euros a intereses, un aumento del 40% en comparación con el año anterior. Este coste, que sigue creciendo debido a la subida de los tipos de interés, limita la capacidad del Gobierno para invertir en áreas esenciales como sanidad, educación o infraestructuras.

Esfuerzo fiscal y comparativa con la UE

Uno de los aspectos más alarmantes del actual sistema económico en España es el esfuerzo fiscal que soportan sus ciudadanos.

A pesar de que la presión fiscal en términos de recaudación como porcentaje del PIB se sitúa en torno al 36%, dentro de la media europea, el esfuerzo fiscal es mucho mayor.

Este indicador mide la cantidad que los ciudadanos pagan en impuestos en relación con su capacidad adquisitiva, y España se sitúa entre los países europeos donde los contribuyentes destinan una mayor proporción de sus ingresos a pagar impuestos.

Este nivel de esfuerzo fiscal, combinado con una inflación persistente y un coste de vida en aumento, genera una gran presión económica sobre los hogares y pequeñas empresas, que ya ven comprometida su capacidad de ahorro e inversión.

En comparación con otros países de la UE, como Alemania o Francia, el esfuerzo fiscal en España es notablemente más alto, lo que pone de manifiesto la desigualdad fiscal en el continente.

Consecuencias de un modelo insostenible

A pesar del crecimiento de la recaudación, el Gobierno sigue aumentando el gasto público, apoyándose en un nivel de endeudamiento que muchos consideran insostenible a medio y largo plazo.

Este aumento del gasto ha generado una sensación de «dopaje económico», donde el país se mantiene a flote gracias a una inyección constante de fondos públicos y deuda, pero sin generar un crecimiento económico real y sostenible.

Este modelo de gasto desmedido, impulsado por la emisión de deuda y el aumento de impuestos, plantea serias dudas sobre su sostenibilidad futura.

Las constantes subidas fiscales y el endeudamiento actúan como un freno para la economía productiva, ya que limitan la capacidad de inversión de las empresas y reducen el consumo de los ciudadanos.

Además, el elevado pago de intereses de la deuda reduce los recursos disponibles para inversiones en innovación o infraestructuras que podrían impulsar el crecimiento a largo plazo.

Conclusión El récord de recaudación fiscal no frena el aumento de la deuda: España, en el filo de la sostenibilidad económica

El récord de recaudación fiscal en España no es una señal de estabilidad económica, sino el reflejo de un modelo insostenible basado en el aumento de impuestos y deuda pública.

A medida que la deuda sigue creciendo y los intereses consumen una parte significativa de los ingresos del Estado, el margen de maniobra para impulsar políticas sociales o inversiones productivas se reduce drásticamente.

En lugar de continuar con un gasto público desmedido que depende del endeudamiento y los impuestos diferidos, es necesario replantear la estructura fiscal y el modelo económico del país.

No se puede gastar más de lo que se ingresa indefinidamente, y el riesgo de que este «dopaje económico» lleve a un colapso financiero es cada vez más evidente.

Si España no encuentra la manera de equilibrar sus cuentas, los ciudadanos seguirán soportando un esfuerzo fiscal desmesurado, sin obtener los beneficios de una economía verdaderamente productiva y sostenible.