El verano de 2024 ha cerrado con una alarmante cifra para los autónomos en España: un desplome de cada día de 327 trabajadores por cuenta propia.

Este fenómeno, reflejo de la crisis que atraviesa el sector, plantea serios desafíos para la economía española, en la que los autónomos juegan un papel fundamental tanto en el empleo como en la contribución al Producto Interior Bruto (PIB).

El tercer trimestre de 2024 ha sido especialmente difícil para los autónomos en España.

Según los datos proporcionados, entre junio y agosto se perdieron más de 30.000 autónomos, lo que supone un promedio de 327 trabajadores menos cada día.

Esta tendencia se ha venido acelerando durante los últimos años, y los expertos alertan sobre las posibles consecuencias a largo plazo si no se toman medidas para frenar esta sangría de autoempleo.

La Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) ha mostrado su preocupación por estos datos, señalando que este descenso se debe a múltiples factores: el aumento de los costes laborales, la subida de los precios de materias primas y suministros, la inflación y la creciente presión fiscal que enfrentan estos profesionales.

Datos actuales de autónomos en España

A día de hoy, España cuenta con más de 3,3 millones de autónomos registrados, lo que representa aproximadamente el 15% de la población activa.

Sin embargo, esta cifra ha mostrado una tendencia descendente en los últimos años.

Durante los últimos 12 meses, se ha registrado una pérdida de alrededor de 40.000 autónomos, una clara señal de que el modelo de autoempleo está atravesando una crisis estructural.

Los autónomos y su impacto en la economía

Los autónomos son un pilar esencial para la economía española.

Este colectivo contribuye en torno al 18% del PIB, y además, generan una parte significativa del empleo en sectores clave como el comercio, la hostelería, la agricultura y el transporte.

Su desaparición no solo afecta al tejido empresarial, sino que también genera un impacto negativo en el empleo y en la recaudación fiscal del país.

Consecuencias de la pérdida de autónomos

El descenso en el número de autónomos tiene graves consecuencias para la economía.

Al desaparecer estos negocios, se pierde parte del tejido productivo y emprendedor que es clave para el desarrollo económico de las regiones.

Además, se reduce la capacidad de generación de empleo, ya que muchos autónomos emplean a otros trabajadores.

En el ámbito fiscal, esta disminución de autónomos también afecta a la recaudación de impuestos, lo que puede tener repercusiones en los presupuestos públicos.

Principales causas del desplome de los autónomos

Entre las razones más destacadas de esta caída se encuentran:

• Incremento de los costes laborales: La reciente subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y los costes asociados a la Seguridad Social han aumentado las cargas de muchos autónomos, que encuentran difícil mantenerse rentables.
• Inflación: El alza de los precios de materias primas y suministros, así como el aumento de los costes energéticos, ha hecho que muchos autónomos no puedan asumir sus gastos fijos.
• Falta de apoyo financiero: La dificultad para acceder a financiación o ayudas para la modernización y adaptación digital ha dejado a muchos autónomos en una situación de vulnerabilidad.
• Competencia desleal: El crecimiento de la economía sumergida y la competencia de grandes plataformas han debilitado a los pequeños negocios, afectando especialmente a sectores como el comercio minorista.

Conclusión El desplome de los autónomos: 327 bajas diarias en el verano alerta sobre el futuro del autoempleo en España

La pérdida de autónomos en España representa un reto urgente que debe ser abordado con políticas específicas que apoyen a este colectivo.

Si bien los aumentos salariales y los cambios en el mercado son inevitables, es esencial que se implementen medidas de alivio fiscal, acceso a financiación y apoyo a la digitalización para revitalizar el autoempleo.

De lo contrario, la desaparición de los autónomos no solo impactará en el empleo y el PIB, sino que también reducirá la diversidad y competitividad del tejido empresarial español.